Y la moneda era tan falsa, que no solo tenía dos caras contrapuestas, tenía seis, fíjate, resultaba imposible cambiarla por nada y nunca era admitida como pago de ningún trueque, tampoco se podía insertar en alguna máquina automática de esas que arrojan productos infernales, véase cafés aguados, té, bollos rancios ó algún sándwich infecto relleno de materia sospechosa. No, no se podía hacer ningún uso convencional de ella. ¿Quién la inventó? y… ¿Para qué? La tiré al suelo y rebotó, resultó muy fácil recogerla de nuevo, así que la volví a tirar y volvió a rebotar otra vez, curioso efecto, alguien seguramente la hubiera utilizado para inventar el parchís.
Texto extraído de AUTOBIOGRAFIA PARTICULAR (Y otras Historias)
© 2011 Luis A. Catalán.
http://www.telefonica.net/web/ibertrady/mislibros/index.htmCONSURSO DE PALABRAS INVENTADAS
http://www.telefonica.net/web/ibertrady/mislibros/concurso.htm
Muy bueno Luis. Un saludo
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