Es igual, no pienso decir mi nombre, aunque con ello me vea obligado a soportar los más amargos calificativos de la gente curiosa y me encuentre totalmente señalado por una cruel infinidad de miradas sedientas de noticias ajenas, aunque al final llegue a acostumbrarme a dejar bien sentado que soy una persona sin identidad, una sombra diluída, un costante pasado silencioso a cualquier llamada, ya lo sé, pero no es por mi culpa y menos ahora que ha llegado el momento de no remover más las cenizas de un pasado de especulación de lo humano.
Fragmentos de Una sombra diluida
Interesante y atractiva entrada Luis, queda el lector con deseos de más, te felicito, me ha gustado muchisimo
ResponderEliminarUn abrazo
Stella