Tus pasos compañeros
descansan en tierra de nadie
ahora que la batalla
te recuerda
que eres sombra.
Y te pierdes nuevamente
por el silencio de plata,
no puedes gritar tu nombre
y las pocas palabras
- supervivientes –
tiemblan en la duda.
Solamente un sueño
puede ser
tu día
hasta que tus sentidos
griten:
“Ya es la hora”
y camines lentamente
hacia tu casa
de tierra.
Extracto de mi libro
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