23 de marzo de 2011

SIN AGUJEROS


No tenía agujeros, era su único defecto, un invento incompleto, por lo demás era redondo, bonito plateado, firme y encajaba… Un soñador más. Parecía encajar perfectamente dentro de su inquietante destino cada vez más lejano y distante, se estaba quedando solo, los demás de su misma especie rápidamente encontraban su pareja ideal y se perdían en la distancia, pero esas cosas sucedían siempre con los otros, nunca con él, aunque seguía allí esperando aviesamente robarle alguna oportunidad al destino, parecía casi imposible, un sueño inalcanzable que le golpeaba en su tristeza, sueño imposible por la ausencia de sus redondos agujeros, esa era su condena; observar a los otros y soñar, soñar en la añoranza, en el silencio. Su renovada imaginación iba recorriendo con ansiedad uno a uno los grandes momentos venideros en donde viéndose pegado al vestido pudiera lucirse y derrochar su amplio y brillante espectro ahora incompleto. Soñaba, y soñaba, tanto que nunca pude llegar a conocer a ningún botón tan soñador a pesar de no tener agujeros.



Texto extraído de  AUTOBIOGRAFIA PARTICULAR (Y otras Historias)
© 2011 - Luis A. Catalán

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