17 de octubre de 2011

Ideología vs. Historia

Siempre ha sido atractiva la idea de interpretar la historia ahora que nos debatimos entre la mayoritaria voz política que nos gobierna y que en un futuro no muy lejano pasará de nuevo a tomar parte de nuestras interpretaciones quedando sólo en eso, en interpretaciones mientras que la realidad política mayoritaria seguirá siendo la misma de todos los días. Se derruirán montañas y se construirán templos en el aire, cada uno el suyo, pero la realidad será sólo una, la que en ese momento exista. Los españoles somos siempre aficionados a reescribir la historia a nuestra imágen y semejanza porque es la única prerrogativa que la historia nos ofrece y a la que nunca nos negamos ya que según nuestro pasado, nuestros recuerdos, nuestras influencias que recogen la situación de cada uno construímos esa historia personal única e instransferible, esto es lógico, las vivencias aunque parecidas nunca son las mismas por lo que se puede considerar que existen tantas historias como individuos somos.

Pasando a intentar ser objetivo se podría decir que el conjunto de ideologías que nos cubre no deja de ser meramente un conjunto de historias similares (nunca iguales) que concuerdan con situaciones vividas en el pasado y que en mi caso me hacen considerarme de izquierdas traduciendo esa historia al cambio de la ideolgía, quiero decir que me considero de izquierdas entre otras cosas porque en el transcurso de mi historia me he encontrado con un padre que participó en la guerra contra Franco y que por suerte, que yo sepa, fué uno de los pocos que a duras penas pudo sobrevivir a la avalancha de represalias posteriores ó eso tengo entendido por la información que día a día y año a año pude recolectar en mi memoria ya que para averiguar lo que pasaba había que ser listo y esforzarse en interpretar todas y una a una las líneas ocultas de los comentarios que se escuchaban y de las situaciones que se vivían. Era muy normal cuando los mayores hablaban entre éllos de sus amigos ó de algún conocido de su entorno escuchar aquella frase lapidaria de "que murió en la guerra", frase que terminaba siendo tan natural como el buenos días y que encerraba detrás una parte de su historia que había que interpretar para completar la mía y que más adelante nos pudiera dejar abriertos los ojos ante el futuro.

Dentro de la historia siempre he entendido que mi generación se encontraba a caballo entre la postguerra y la hipnosis ciudadana en la que estaba sumida la sociedad española, nací en el año 1953 y en ese año España dejaba de estar aislada pasando a formar parte de la cartera comercial de los EEUU quedando ratificada con la visita del presidente americano Eisenhower en el 59 y la colocación de sus bases para nuestra defensa y negocios de algunos. Recuerdo el revuelo que se armó en Madrid con dicha visita que con mis seis años recién cumplidos no dejaba de ser una excepción a nuestra rutinaria vida. Años más tarde de que pasan las cosas se llega a tener un pensamiento global de la situación de entonces, pero en esos momentos todos aquellos movimientos pasaban a formar parte de esa historia de cada uno.

Recuerdo de Madrid que por entonces aún circulaba algún carro tirado por mulas, tranvías vetustos y calles iluminadas por la luz de gas y con aquél constante trabajo del farolero que día a día puntual y cargado de amplia paciencia encendía los faroles de uno en uno provisto de un chuzo largo e interminable que le permitía aquélla rutinaria acción para luego ya amanecido el día realizar con la misma constancia la operación inversa de apagarlos estrangulando la llama con un caperuzón al efecto que poseía el interminable chuzo que llevaba, no puedo por menos dejar de recordar al famoso sereno "Manolo" se le llamaba familiarmente que se encargaba de que los retrasos horarios y las trasnochaciones de la gente no afectaran al descanso y al solapado toque de queda en el que incosciente estaba autorecluída la ciudad.

Eran otros tiempos aquellos en los que se sustenta la historia que con el día a día se han ido formando mis pensamientos ideológicos que llevados a mis 18 años se podía comprobar que el hablar de política por las calles estaba muy mal visto y hasta llegaba a ser peligroso según quien te escuchara, los "secretas" campaban a sus anchas, era época de levantamientos estudiantiles y de carreras por las calles delante de aquellos grises que como ahora en un supuesto estado democrático siguen siendo los mismos.

Murió Carrero, se celebró en la intimidad y año a año fuimos llegando a eso que ahora llamamos democracia, nos pusieron a un rey y siguieron las mismas estructuras del estado, el poder de la iglesia y de las familias poderosas que como antes aún siguen campando a sus excelsas anchas, teníamos la esperanza de un cambio radical de sistema al morir Franco, pero no hubo valentía suficiente para cambiar las cosas, se ampliaron una serie de derechos vigilados que acostumbrados a los que había nos parecieron la panacea, pero la sociedad aún se encuentra dentro de la esfera de la hipnosis colectiva que nos envolvía y que a mi pesar aún nos envuelve.

Y en estas llegó el PSOE como adalid de un socialismo políticamente correcto para no incomodar a las grandes familias, banca, iglesia y poderes fácticos, se dice que cuando la mayoría come pan se recibe con las manos abiertas al que te dá chocolate aunque él a la vez se coma sus buenos asados con su buen vino correspondiente, semejante símil se puede aplicar a los derechos y al progreso logrado durante todos estos años, un progreso restringido a unos intereses que partidariamente no dejan de favorecer a los de siempre, esos son intocables y no dejan de ser el pretexto para dejar de decir a bocas llenas que la democracia se reduce a ésto, a unos votos que se dán cada cierto tiempo a alguien que no se conoce y que durante esos años marcará el destino de tu vida e irá completando tu historia.

Y en ésto estamos, se creó una democracia lineal a la que los grandes partidos rinden culto fiel tratando de impedir el devenir de nuevas ideas, con las que hay ya es bastante, podríamos decir que hay una grán mayoría imperante que trata de sobrevivir a su propio destino y donde no caben voces disonantes que aún con razón no dejan de ser objetivo de la exterminación ideológica por la incomodidad que representan o por el miedo al enfrentamiento con los que dominan. Socialistas en el poder capaces de renunciar incluso a sus principios por mantenerlo, es su historia y salvo venerables excepciones no deja de perpetuarse llegando incluso a la medida de aquellós descendientes de un opusdeísmo trasnochado del que se nutren tantas figuras de los partidos que el bipartidismo en este país nos depara, y aunque el chocolate sea de la mejor calidad que pudiera existir a mí personalmente me deja con hambre ya que ahora y a mis casi 59 años no he dejado de afinar mi ideología con el producto de mi historia porque ésta no mira atrás, he de confesar que yo tampoco en demasía lo que me ha llegado a pensar que seguimos girando vuelta a vuelta dentro de una grán espiral que nos lleva siempre al mismo sitio, ese sitio somos nosotros mismos y no hay espacio suficiente en él para nadie más que pueda llegar a incomodar nuestra desfasada historia.



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